domingo, 11 de noviembre de 2007

Después de las cacerolas

En el 2003, según el Estimador de Actividad Económica de Argentina, se logró un crecimiento del 8,8 por ciento rompiendo el retroceso que se vivía desde fines de 1999. Hasta hoy, el 2005 fue el año de mayor evolución positiva al registrar el desarrollo de la economía un alza de 9,2 por ciento en relación al año anterior. Desde entonces, los indicadores de pobreza y desempleo empezaron a bajar en valores de hasta diez puntos anuales gracias a la reactivación e implementación complementaria de los planes Jefas y Jefes de Hogar, como sustitución de empleo.
Sin embargo, la contracara se ve en la evolución de los precios al consumidor que puso al Gobierno nacional sobre la tapa de la cacerola. Para 2003, de acuerdo a los datos del Indec, el coeficiente de Gini había bajado a 0,509 puntos y los ricos eran 47 veces más ricos que los pobres. El primer décil recibía el 1,3 por ciento de ingreso lo que representaba un ingreso medio mensual de unos 77 pesos por persona. En tanto, el otro extremo se quedaba con el 36,4 por ciento de los recursos concentrando un ingreso mensual per cápita de 2154 pesos. Por entonces, el 48 por ciento de los argentinos era pobre y el 14,5 por ciento estaba sin un empleo.En el 2006, cuando el índice de pobreza alcanzó la tan mentada cifra de un dígito (8,7 por ciento) gracias a la consideración de los planes distribuidos por el Gobierno (si no superaría el 10 por ciento), la brecha entre ricos y pobres seguía siendo amplia: los más pudientes ganaban 31 veces más que las personas de escasos recursos y el coeficiente de Gini, como ya se mencionó, marcaba que la desigualdad entre los extremos seguía siendo igual a la de 1996.
El informe del Banco Mundial para el año pasado reconoce que "con excepción de África, América Latina y el Caribe es la región que presenta mayor desigualdad". De esta manera, se remarca que el 10 por ciento más rico de la región (conformado principalmente por aquellos que desembarcaron junto a las multinacionales) percibe 48 por ciento de los ingresos totales mientras que el 10 por ciento más pobre percibe sólo el 1,6 por ciento. En cambio, en los países industrializados, el 10 por ciento superior concentra el 29,1 por ciento de la torta y el 10 por ciento inferior el 2,5 por ciento.

No hay comentarios: