domingo, 11 de noviembre de 2007

LA DEUDA INTERNA

Caminar diez años, atravesar la puerta del nuevo milenio, oír el grito de cacerolas vacías, "superar el infierno" para, simplemente, volver al "purgatorio" del cual se partió. Esa es la primera sensación que uno tiene al ver los datos que registran la distribución del ingreso en Argentina entre 1996 y 2007. Son muchos los discursos que durante esa década incorporaron el objetivo de "lograr una mayor equidad social" a través de una mejor "redistribución" de la riqueza.
Sin embargo, a la vuelta de página, los números que reflejan la brecha entre ricos y pobres siguen revelando una gran diferencia. De acuerdo a los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), en octubre de 1996 el ingreso del 10 por ciento más rico de la población era de 36 veces superior al del décil más pobre. En el primer trimestre de 2007, la diferencia entre los polos había descendido a 30 veces. Es cierto, seis puntos en la economía de un país pueden ser importantes. Pero, son seis puntos en diez años. Si se observa el coeficiente de Gini -índice que fluctúa entre cero y uno, estableciendo para el cero una distribución del ingreso más igualitaria, y una distribución regresiva para valores cercanos a uno- se puede corroborar que el valor revelado por el Indec para el 1º trimestre de este año pasado supera en cinco décimas al de 1996.
En aquel año el coeficiente de Gini era de 0,485 puntos, mientras que a principios de 2007 llegó a 0,490.Si comparamos, ahora, el porcentaje que corresponde a cada décil en relación al ingreso total, también se verifica que los números no se modificaron. Hace una década el 10 por ciento más pobre recibía sólo el 1,6 por ciento de los ingresos; a abril de 2007 la participación en la torta había descendido al 1,2 por ciento. Es decir, una persona del primer décil "vive" con 73 pesos mensuales. Multiplicados por cuatro, de acuerdo a los parámetros de la familia tipo oficial que generalmente no es representativa de los hogares pobres, ese monto asciende a 292 pesos que apenas cubren un 65 por ciento de la Canasta Básica Alimentaria, valuada actualmente en 447,39 pesos. En la otra punta, en 1996 el sector más rico recibía el 36,3 por ciento del total mientras que hoy absorbe el 35,2 por ciento, lo que implica que una persona ubicada en este décil recibe por mes unos 2.201 pesos.
De acuerdo al estudio publicado a fines de 2006 por el World Institute for Development Economics Research (Wider) de la Universidad de las Naciones Unidas en Helsinski , en el mundo viven en situación de pobreza 2,8 mil millones de personas y la miseria abraza a unos 1,3 mil millones. No es desconocido que miles de millones de personas subsisten con menos de un dólar diario y que la mitad de la población mundial lo hace con sólo dos dólares.
Michael Kräte, analista político y económico que escribe para el semanario alemán Freitag, señala que desde el 1900 se amplió el hiato entre el nivel de ingreso medio en los países ricos del norte y los países pobres del sur, hasta llegar a una proporción de 1 a 4. "Un siglo después, en la era de la globalización -remarca el investigador- la proporción es de 1 a 30".

Argentina y el mundo


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En 1996, luego del efecto Tequila de diciembre de 1994, en Argentina la brecha entre ricos y pobres saltó del contraste de 19,78 veces registrado en 1995 a 36. En los siguientes diez años, la diferencia no descendió nunca a valores inferiores a los 30 puntos. Recordemos que en aquel año el coeficiente de Gini alcanzó los 0,485 puntos, la desocupación alcanzaba al 18,8 por ciento de la población y la pobreza al 27,9 por ciento. Es decir que, sobre un total de unos 38 millones de argentinos, más de siete millones estaban fuera del mercado laboral y más de diez millones no cubrían la Canasta Básica Total.
En el mundo, el panorama no era diferente. De acuerdo a datos relevados por el Banco Mundial, en 1996 Brasil registraba un coeficiente de Gini de 60 puntos (el B.M mide este índice con valores de entre 0 y 100) y mientras el décil más rico de su población recibía el 47,6 por ciento del ingreso total, el décil más postergado debía conformarse con apenas el 0,9 por ciento. En Chile el 10 por ciento de mayores recursos recibía el 46,9 por ciento de la torta y el 10 por ciento menos pudiente el 1,4 por ciento. En Bélgica, en cambio, para el mismo año se contabilizó un índice de equidad equivalente a 25 puntos: el décil inferior recibía el 2,9 por ciento del ingreso total del país y el décil superior se quedaba con el 22,6 por ciento. En tanto, para 1997, Estados Unidos registraba valores bastante más cercanos a los de nuestro país: con un índice de Gini en 40,8 puntos (según el B.M) el 10 por ciento más pudiente de su población recibía el 30,5 por ciento del ingreso y su 10 por ciento más pobre el 1,8 por ciento. El país del norte se configuraba, en materia de distribución, como el caso más desfavorable entre los países de ingresos altos.
En 1998, en Argentina el sector más pudiente seguía recibiendo 36 veces más que el sector más pobre, lo mismo que en 1996. Sin embargo, el coeficiente de Gini ascendió a 0,497 puntos y el estimador de actividad económica registró para ese año un crecimiento de un 3,9 por ciento. Desde entonces, y hasta el 2002, el Producto Bruto Interno (PBI) sufrió una caída del 20 por ciento. Y entre 1991 y 1999 la deuda externa ascendió de unos 61 mil millones a 145 mil millones de dólares.
En 2001, cuando la crisis abrazaba con su calor más intenso al pueblo argentino, el sector de mayor ingreso recibía 58 veces más que el sector del primer décil. La brecha entre los ricos y los pobres alcanzó su mayor curva de inequidad. La crisis había sumido al 38 por ciento de la población en la pobreza y al 13,6 por ciento en la indigencia. Para el 2002, el 57,5 por ciento de la población, más de la mitad de los argentinos, estaba bajo la línea de la pobreza y el 27,5 por ciento, más de un cuarto de los argentinos, bajo el umbral de la indigencia.
En el 2001 el décimo más pobre de los argentinos percibía el 1,3 por ciento del ingreso (para 2006 el porcentaje fue de 1,2), lo que equivalía a 72 pesos per cápita (hoy 64 pesos) por mes. En tanto el décil más rico percibía per cápita unos 1983 pesos, lo que implicaba que este sector se quedaba con el 36,4 por ciento del ingreso total. Hoy su participación es exactamente la misma, 36,4 por ciento, pero reciben per cápita unos 2012 pesos.

Después de las cacerolas

En el 2003, según el Estimador de Actividad Económica de Argentina, se logró un crecimiento del 8,8 por ciento rompiendo el retroceso que se vivía desde fines de 1999. Hasta hoy, el 2005 fue el año de mayor evolución positiva al registrar el desarrollo de la economía un alza de 9,2 por ciento en relación al año anterior. Desde entonces, los indicadores de pobreza y desempleo empezaron a bajar en valores de hasta diez puntos anuales gracias a la reactivación e implementación complementaria de los planes Jefas y Jefes de Hogar, como sustitución de empleo.
Sin embargo, la contracara se ve en la evolución de los precios al consumidor que puso al Gobierno nacional sobre la tapa de la cacerola. Para 2003, de acuerdo a los datos del Indec, el coeficiente de Gini había bajado a 0,509 puntos y los ricos eran 47 veces más ricos que los pobres. El primer décil recibía el 1,3 por ciento de ingreso lo que representaba un ingreso medio mensual de unos 77 pesos por persona. En tanto, el otro extremo se quedaba con el 36,4 por ciento de los recursos concentrando un ingreso mensual per cápita de 2154 pesos. Por entonces, el 48 por ciento de los argentinos era pobre y el 14,5 por ciento estaba sin un empleo.En el 2006, cuando el índice de pobreza alcanzó la tan mentada cifra de un dígito (8,7 por ciento) gracias a la consideración de los planes distribuidos por el Gobierno (si no superaría el 10 por ciento), la brecha entre ricos y pobres seguía siendo amplia: los más pudientes ganaban 31 veces más que las personas de escasos recursos y el coeficiente de Gini, como ya se mencionó, marcaba que la desigualdad entre los extremos seguía siendo igual a la de 1996.
El informe del Banco Mundial para el año pasado reconoce que "con excepción de África, América Latina y el Caribe es la región que presenta mayor desigualdad". De esta manera, se remarca que el 10 por ciento más rico de la región (conformado principalmente por aquellos que desembarcaron junto a las multinacionales) percibe 48 por ciento de los ingresos totales mientras que el 10 por ciento más pobre percibe sólo el 1,6 por ciento. En cambio, en los países industrializados, el 10 por ciento superior concentra el 29,1 por ciento de la torta y el 10 por ciento inferior el 2,5 por ciento.

La necesidad de cultura



El querer tocar el cielo con las manos a través de aquel sueño menemista de "remontar" a la Argentina al autodenominado Primer Mundo, nos sacudió en medio de una pesadilla en la que los impulsores del neoliberalismo en nuestro país no fueron los que sufrieron las desventajas. Aquel sueño dorado llevó a la aplicación de medidas de ajuste sin discutir sus consecuencias y sin analizar si el país, en todos sus ámbitos, estaba preparado para el cambio. Al menos en su carta de presentación, las nuevas reglas anunciaban sólo beneficios.A la vuelta de la esquina, aquellas medidas impulsadas por organismos internacionales llevaron a la pauperización de la clase media y a la profundización de la brecha entre ricos y pobres. Un efecto de anestesia social actuó sobre los argentinos: muchas más familias sólo pensaban en cómo poder vivir el día a día, se rompió aquella aspiración de superar la condición económica y cultural que caracteriza (por suerte todavía) a la clase media.
A principios del 2006, el mismo Banco Mundial reconoció que el crecimiento registrado en los países en desarrollo mientras implementaban programas de ajuste, no favorece a los pobres. Y agrega que durante la implementación de esos ajustes, el crecimiento fue menos favorable a los pobres que en las economías que no aplicaron aquellos programas. Esa conclusión del Banco Mundial claramente puede ejemplificarse con lo sucedido en nuestro país, donde en los últimos años la población ocupada aumentó y el PBI creció aceleradamente, pero la distribución del ingreso siguió concentrándose en el vértice superior de la pirámide social.
Incluso la mejora de los salarios registrada el año pasado no beneficia todavía a los más desprotegidos: si bien en 2006 los salarios informales crecieron un 21,9 por ciento, desde la devaluación en 2002 estos sueldos sólo se recuperaron un 67 por ciento mientras que los salarios formales crecieron un 130 por ciento.
John Week, investigador de la Universidad de Londres, afirmó que el crecimiento es un instrumento endeble para terminar con la pobreza y que cuando un país logra reducirla es porque cuenta con políticas claras para hacerlo. En la misma línea, se expresó Arne Bigsten, de la Universidad de Gotenburgo, Suecia, al señalar: "No existe una relación constante entre crecimiento y cambios en la desigualdad social. Los países que combinaron un rápido crecimiento con una mejor distribución de los ingresos lograron reducir la pobreza más rápidamente".

Revertir la situación



Sorpresivamente, en el Informe sobre el Desarrollo Mundial-2006 publicado por el Banco Mundial, se considera que compartir las oportunidades económicas y políticas también sirve como instrumento para el crecimiento y el desarrollo. Un comienzo para revertir la diferencia entre ricos y pobres en Argentina ya fue formulado por varios economistas: repensar el esquema tributario disminuyendo la carga impositiva que recae sobre el consumo (sostenido principalmente por las clases menos pudientes) y acentuando el que influye en las ganancias de los sectores altos. En 1997, la carga impositiva recortaba el 33,61 por ciento del ingreso de las familias pobres mientras que sólo incidía en un 25,28 por ciento en el ingreso del sector pudiente. Otra de las consideraciones a tener en cuenta, es el acceso a la educación.
La investigadora Natascha Weister, de la Universidad Keil de Alemania, afirmó que "la educación mejora los ingresos de los pobres no sólo indirectamente a través del crecimiento, sino en forma directa al proporcionar condiciones igualitarias para competir". Un informe difundido en octubre de 2006, titulado La situación laboral y social de la Argentina, realizado por Ernesto Kritz en base a datos de la EPH reveló que el principal factor que dificulta la contratación de empleados en el sector formal es, justamente, la "escasez de postulantes con competencias adecuadas".
La nueva ley de educación que impulsa la obligatoriedad del secundario requerirá un esfuerzo grande del Gobierno para que el 26,9 por ciento de la población que vive en la pobreza tenga ingresos seguros que le permitan alcanzar ese nivel educativo. Los planes Jefas y Jefes (que muchas se convierten en asignaciones arbitrarias de punteros políticos) pueden convertirse en subsidios que permitan obtener las herramientas para "aprender a pescar".
Es necesario que los gobiernos latinoamericanos abandonen la cultura de clientelismo y patronazgo que aún persiste, que comprendan que los tiempos del pueblo no son iguales a los tiempos políticos y que aunque los dirigentes cambien de nombre cada cuatro años la vida de la sociedad no se fragmenta en fracciones. Porque de nada sirve que un país crezca a niveles histórico si su gente sigue inmersa en un contexto de desigualdades y de restricciones para hacer valer sus derechos.
La mejor distribución del ingreso no sólo tiene que ser un objetivo sino que debe establecerse como una política de Estado para revertir la situación estructural de pobreza. Es necesario que el Estado vuelva a enfocarse en su meta de bien común y, como lo planteaba Aristóteles, sea quien asegure las condiciones materiales e intelectuales para que la población que vive en su territorio logre su crecimiento y desarrollo.

lunes, 22 de octubre de 2007

Técnicos argentinos asesoran a Ecuador en comercio exterior

Funcionarios de la Cancillería argentina transferirán conocimiento en comercio exterior a técnicos de Ecuador y asesorarán sobre la oferta exportable de ese país, como consecuencia de la firma de un memorándum entre ambos países.
Según informó la agencia Ansa, el subsecretario de Comercio Internacional de la Cancillería, Luis María Kreckler, declaró desde Quito que se trata de un hecho "inédito para la Argentina que por primera vez está exportando también conocimientos a países con los cuales tenemos una excelente relación". El funcionario argentino agregó, en conversación telefónica con la agencia local Telam, que "tras la visita de Correa (Rafael, el presidente de Ecuador) a la Argentina hace pocas semanas se firmó un memorándum de entendimiento sobre colaboración en materia de acciones de promoción comercial y el canciller Jorge Taiana nos instruyó para esta tarea".
De esta forma, los funcionarios dictarán un seminario destinado a sus pares del ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador, a partir de ahora, a cargo de las acciones de comercio exterior. Con este fin, diplomáticos argentinos realizaron previamente un cruce de información entre la oferta exportable de Ecuador, la potencial demanda argentina y la posibilidad de diversificación de esos productos en distintos mercados.
En este proyecto, participarán funcionarios de las áreas de Estrategia comercial, Análisis de mercado, Oferta exportable, Promoción comercial, Información comercial, y Normativa y logística.

viernes, 12 de octubre de 2007

Fábrica de calzado cordobesa exportará a Hungría



La firma Fabincal enviará mercadería al país europeo y está cerrando otro contrato con una empresa italiana. En el viejo continente desconocen la calidad de los zapatos argentinos.

Cinco firmas argentinas del sector del calzado exportarán, a principios del 2008, sus productos a diferentes destinos internacionales. Las órdenes de pedido para estas ventas se realizaron en el marco de la feria GDS que, entre el 14 y el 16 de septiembre, se llevó a cabo en Düsseldorf, Alemania. En el evento, exhibieron su mercadería nueve empresas del país. Según manifestaron los empresarios locales, los visitantes del stand se mostraron interesados y sorprendidos por la calidad del diseño y de los productos argentinos. “El asombro se debe a que los asistentes no asociaban a Argentina con la producción de calzado de tan buenas características. Lo que más sorprendió fue la calidad del cuero, las contrapartes reconocieron la superioridad de esta materia prima respecto a la brasilera”, comentó Miguel Hames de Fabincal Córdoba S.A. La firma de la provincia mediterránea que expuso en GDS, cerró una negociación por la que enviará mercadería a Hungría a la vez que ultima los detalles de otro contrato con una empresa italiana. Los representantes argentinos iniciaron contactos con comerciantes de Holanda, Italia, Alemania, España, Inglaterra, Jordania, Rumania, Hungría, Chile y Centroamérica. Las contrapartes internacionales señalaron, también, su interés por visitar ferias de calzado que se realicen en Argentina con el objetivo de conocer todo el potencial de la industria nacional. La mayoría de las firmas locales que participaron de esta muestra lo hacían por primera vez. Para Hames si este tipo de participación fuera constante a lo largo de temporadas, los productos argentinos podrían lograr un mejor posicionamiento en el mercado internacional. “El balance de la misión es netamente positivo y demuestra que cuando organizaciones públicas y privadas trabajan mancomunadamente en un mismo objetivo, Argentina puede insertarse en el mapa mundial”, remarcó el empresario cordobés. Esta misión fue organizada por el Consejo Federal de Inversiones (CFI), el Ministerio de Producción de Buenos Aires y la Agencia ProCórdoba.




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lunes, 8 de octubre de 2007

SignifiKados

1 kg de tomate: $15 = “En la Argentina no existe inflación” – Alberto Fernández

1 kg de papas: $ 4 = “No hay inflación sino un movimiento de precios razonable para una economía que crece” – Alberto Fernández

Inflación en Mendoza 3,1 por ciento, pero el Indec sólo difundió 1,5 por ciento = “Sólo la oposición cuestiona los datos difundidos por el Indec. (Los medios) Como no saben qué hacer hablan del índice de la oposición; pero esos índices privados son de los responsables de hiperinflación en la Argentina" – Néstor Kirchner

Estos signifiKados son sólo las muestras más extremas de la Argentina que hoy se está dibujando. Un país donde realmente existen dos realidades: la que les conviene a los políticos y la que sufren los argentinos. No creo que, en los 2,8 millones de kilometros cuadrados que pertenecen a esta tierra del sur, exista algún habitante que no haya comprobado que los números del cuestionado Indec no son los mismos que maneja el verdulero, el panadero, el carnicero, etc., de la esquina. Pero como la historia se escribe siempre en Buenos Aires...

¿Cuánto más soportaremos los argentinos? ¿Nos dejaremos sorprender por otra crisis? ¿Cuánto tardará en destaparse la olla? ¿Qué pasará cuando ya no se la pueda "controlar"?



miércoles, 3 de octubre de 2007

Profesionales de exportación (o calidad garantizada a bajo costo)

Un equipo de ingenieros argentinos fue seleccionado para diseñar una planta generadora de electricidad de ciclo combinado que se instalará en Queensland, Australia. Se trata de los técnicos locales que integran el staff de la firma CH2M Hill, una de las 10 compañías de ingeniería y construcción más grande Estados Unidos que factura, anualmente, 4500 millones de dólares, posee 200 sedes en 110 países y emplea a 25 mil ingenieros.
Si bien los profesionales argentinos de CH2M cuentan con fuertes antecedentes (diseñaron siete proyectos de generación de electricidad) y son el centro de ingeniería de la empresa fuera del país del norte, lo curioso (y que hace pensar que influyó mucho a la hora de elegir al grupo desarrollador de la planta) es la gran diferencia que existe entre lo que cobran los ingenieros de nuestro país respecto de sus pares extranjeros. En Argentina, la hora de estos técnicos ronda entre los 35 y los 40 dólares. Sin embargo, en Norteamérica el costo asciende a 120 dólares y en Europa a 140 dólares.
En la nota que Emiliano Galli publicó en el suplemento de Comercio Exterior de La Nación, el vicepresidente del área de energía de CH2M, Alan Champagne, aclaró que “nadie carga una obra de ingeniería de estas características motivado por el costo”. Y agregó: “El costo no es lo más importante para nosotros. Lo que nos interesa es la calidad de los profesionales”.
La obra para Australia requerirá unas 140 mil horas de trabajo que se sumarán al millón de horas que los ingenieros argentinos ya exportaron en los últimos siete años.

martes, 18 de septiembre de 2007

Cuán argentina es nuestra carne


Ayer veía por televisión el nuevo comercial de un conocido restaurante cordobés en el que se destaca que “el kilo de carne argentina se vende a €25 en Europa”. Sin embargo, me preguntaba cuánto de todas esas ventas regresa al país con la embestida externa que están sufriendo los frigoríficos.
Hoy leía que el grupo brasileño Marfrig confirmó su intención de quedarse con el cien por ciento del jugoso frigorífico cordobés Estancias del Sur. Sí, el imperio de Luis Resio.
La semana pasada, la misma firma del país vecino presentó una oferta para comprar a Quickfood, la fabricante de hamburguesas Paty, uno de los mayores exportadores de carne argentina que, además, produce el 50 por ciento de los medallones que se consumen en el país.
En los últimos años, pesos pesados del sector a nivel mundial, principalmente de Brasil y Estados Unidos, adquirieron varias compañías locales: las norteamericanas Cargill y Tyson Foods compraron Finexcor (que controla Friar) y Carnes Pampeanas, respectivamente; la brasileña Marfrig adquirió AB&P (hasta ahora).
La mayor adquisición del sector en la Argentina había sido la compra de Swift Armour Argentina por parte del también brasileño Grupo JBS, más conocido por su marca Friboi. JBS, a través de Swift, compró dos plantas de faena y una fábrica de envases de CEPA.
Argentina muestra dos escenarios muy apetecibles para las firmas mundiales: por una parte, con un consumo anual per cápita de casi 65 kilos, es uno de los mercados internos más “sabrosos” para explotar; por otra, los frigoríficos locales concentran la mitad de la llamada Cuota Hilton, es decir, los cortes de mayor calidad y precio que compra la Unión Europea y a los que impone aranceles de importación más bajos.

viernes, 14 de septiembre de 2007

El peso de las Pyme

Siete de cada diez empresas que exportaron durante el 2006 fueron Pyme.

Así lo refleja un estudio realizado por la consultora Abeceb.com en el que se manifiesta que el año pasado las pequeñas y medianas empresas representaron el 72 por ciento de las firmas exportadoras. Sin embargo, según el mismo informe, la participación de las Pyme en el valor de las ventas cayó un 8,2 por ciento, dejando en claro las asimetrías con las grandes empresas.

Pero es importante tener en cuenta y valorar el impulso exportador de las pequeñas y medianas empresas porque su desarrollo influye positivamente en las economías regionales y, por ende, en la economía nacional.

La mayoría de las Pyme se encuentran ubicadas en el interior del país. En Córdoba, por caso, las firmas pertenecientes a este tipo de emprendimientos tienen sus sedes en pequeñas ciudades y localidades de la provincia. Su incidencia en el empleo es más que significante: muchas veces, una sola empresa, por la cantidad de mano de obra local que ocupa suele ser el motor económico de un pueblo.

Por otra parte, son precisamente las Pyme las que más tecnología aplican al proceso productivo y mayor valor agregado generan en el producto final. Para muestra, vale un botón: en la localidad de El Tío la firma Savant Pharm produce complejos farmacéuticos con y sin antibióticos, para ello dispone de dos plantas con laboratorios acordemente equipados y emplea a 200 profesionales; en Almafuerte, la empresa de los hermanos Barattero, RS&SP, fabrica sistemas de suspensión para autos de competición, provee a la multinacional Subaru y sus amortiguadores están presentes en Estados Unidos, Francia, España, Japón, Portugal, Ucrania, Alemania y otros países de Europa Central.

Estos ejemplos ilustran lo que afirma el informe de Abeceb.com: “A pesar de que las grandes firmas mejoraron la relación en los últimos cuatro años casi duplicando el valor agregado de sus ventas, el precio de sus exportaciones es aproximadamente la mitad del valor que generan los productos despachados por las Pyme”.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

“China no es un espejismo”

Cuando el gobierno argentino impuso barreras al ingreso de productos chinos, el reconocido economista, Lucio Castro, afirmó que el crecimiento experimentado por el gigante asiático es sustentable y, si es aprovechado, puede beneficiar a las industrias argentinas. A la vez remarcó que las medidas tomadas por Argentina complicarán los envíos a ese destino.

El “milagro chino”, como se conoce al auge económico que este país vive desde hace varios años, es el mayor crecimiento protagonizado en el mercado mundial. China crece a tasas de nueve por ciento desde hace 25 años: “Una evolución similar a la experimentada por Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial”, graficó Lucio Castro en su conferencia “China y el futuro de las economías provinciales argentinas” que se desarrolló el miércoles 21 de agosto.
Castro, ex secretario de Comercio Exterior de la Nación, explicó que de los 1,3 mil millones de habitantes que posee China, entre el 10 y el 15 por ciento tienen capacidad de compra, porcentaje que equivale a la población total de América Latina con la diferencia que en este continente no toda esa cantidad de personas tiene poder adquisitivo. Además, el país asiático concentra a 800 millones de trabajadores y cuenta con una reserva laboral que tardará en absorberse en más de una década, asegurando bajos salarios por un largo tiempo. Por estos motivos, la demanda de productos por parte de China se ha incrementado. “Hoy es el segundo comprador mundial de mercaderías y, con el 13,6 por ciento del PBI mundial, China es la segunda economía del mundo”, remarcó el ex funcionario del Banco Interamericano y del Banco Mundial.
Por otra parte, esta república se constituye como una economía abierta lo que facilita que actualmente sea el principal destino de la Inversión Extranjera Directa mundial (IED). Según Castro esto contribuye a que China mejore las condiciones de vida en ocho puntos durante los próximos 25 años y se asegure un crecimiento, como mínimo, del siete por ciento anual.

Su presencia en el mundo
El gigante asiático no sólo creció internamente sino que también duplicó su peso en el comercio mundial. China concentra hoy el 20 por ciento del consumo mundial de comodities (zinc, aluminio, niquel, azúcar, productos alimenticios), lo que generó un aumento del 60 por ciento en los precios de estas mercancías. Pero al mismo tiempo, la república popular generó un shock de oferta en manufacturas. “En 1992 representaba el tres por ciento de la oferta a nivel mundial, en 2004 esa proporción creció al ocho por ciento”, comparó Castro. De esta manera, se afectó los precios relativos mundiales que cayeron un dos por ciento en forma anual entre 1994 y 2004. Los pilares del crecimiento chino se basan en un bajo PBI per cápita, una alta tasa de ahorro que impulsa la inversión domésticas y un aumento de entre el 1,4 y 3,4 por ciento de la eficiencia. “En China se conjugó transpiración con inspiración –graficó Castro– ya que en poco tiempo pasó de exportar productos de baja calificación a desarrollar y vender maquinaria y productos electrónicos”.
Desde Argentina, se envía a este país entre el seis y el ocho por ciento de las exportaciones nacionales. En 2004, Córdoba vendió a ese destino el 15 por ciento de sus exportaciones y el año pasado el 12 por ciento. A pesar del peso de China en las ventas externas de las provincias argentinas, el valor agregado por tonelada es bajo y la oferta local esta concentrada en agroalimentos pertenecientes a la cadena sojera (aceites grasas) y en cereales.
De acuerdo a los datos brindados por el economista, el gigante asiático está modificando su matriz dietética ya que “su población reduce el consumo de alimentos con bajo nivel proteico y aumenta el consumo de carnes y productos con mayor valor agregado”. Se calcula que entre 1990 y 2000 se triplicó el consumo de cerdo y de carne bovina.
“Para las provincias argentinas esta situación es más una oportunidad que un desafío”, señaló Castro a la vez que afirmó que existe complementariedad de recursos entre ambos países: “China es un importador neto de productos agropecuarios y Argentina es un exportador neto de esta mercadería. El desafío es diversificar y aumentar el valor tecnológico en nuestras exportaciones e incorporar nuevas cadenas productivas en el mercado chino".
Las perspectivas para esta nueva potencia mundial siguen siendo buenas. En este sentido, si durante este año la economía norteamericana se desacelera, Asia crecería a tasas del seis por ciento. Y aún si la economía del país del norte no crece, China podría mantener sus tasas anuales en un nivel del ocho por ciento.
Para Castro, cubrir la demanda de este mercado emergente es una gran oportunidad: “Obliga al sector industrial a actualizarse tecnológicamente y a especializarse en productos de mayor valor agregado”. El economista señaló que el sector servicios es un nicho poco explorado en el que China demandó, en 2004, unos 155 millones de dólares. Otro de los rubros con potencialidad es el de turismo: se calcula que hay unos 12 millones de turistas chinos recorriendo el mundo.
“Hay que mirar este ciclo económico como una oportunidad pero también como un llamado de atención. Para cubrir la gran demanda de China habrá que aceitar la asociatividad entre empresas y los acuerdos de libre comercio. Esta es una oportunidad histórica que puede ser desaprovechada si no existen esfuerzos sistemáticos, estrategias planificadas e inversiones en educación, ciencia y tecnología”, finalizó Castro.